lunes, 2 de mayo de 2011

Tensión sexual no resuelta


En el origen cuando aun no había probado el gozo que produce sentir tu piel. Palpé tu cuerpo, estabas tumbado mirándome fijamente. Noté el calor que desprende tu piel, te di calor por si en la noche pasabas frio y comenzó a resucitar esa tensión sexual no resuelta. Tus manos rozaron mi cuerpo dejando llamas a su paso. Dos cuerpos encendidos derritiéndose a la vez. Tus brazos me enredaron, rodearon mi cuerpo aproximándome aun más a ti, llegando a formar una sola persona. Tus labios despertaron la lujuria que llevo dentro, la misma que se apodero de mí esa noche mientras tú me conducías a tu locura. Sentí tu mirada clavada en mis ojos, en mi cuerpo. Me ruborizo saber que me observabas, pero cuando me di cuenta de que no era la única que dejaba su cuerpo desnudo al aire, me deje llevar por la corriente recorriendo cada curva de tu delicado cuerpo. La oscuridad de la noche nos absorbió y nos mostró el camino para conocer cada milímetro de tu ser, nos permitió respirar el aroma que fluye por el aire, mientras nosotros seguíamos escondidos bajo la sabana.

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